

La mentira de ganarte el amor
Imaginá ir a cobrar tu sueldo diciendo:
«En realidad no hice lo suficiente este mes para ganármelo, así que mejor pagame menos.»
¿Te pasó alguna vez?
Seguro que no. Bueno, espero de corazón que no.
Entonces, ¿por qué insistís en empezar relaciones desde la idea de que si el otro tiene algo para darte, automáticamente vos, vas a estar en deuda?
Sí, ya sé. Te estás horrorizando con esta frase. Todo tu feminismo se está sacudiendo ante la posibilidad de que para recibir, no tengas que poner nada de tu parte.
Bueno, tal vez no tu feminismo, pero seguro tu idea de independencia.
Porque permitir que otro entre, sin que tengas que escarbar en lo más hondo de tus bolsillos emocionales para ver con qué vas a devolver eso que estás recibiendo, te pone tan en alerta que muchas veces preferís gustarle a la persona equivocada.
Que no se entrega.
Que no espera nada.
Que no conecta.
Porque así no le debés nada.
Dale, enojate más conmigo, no pasa nada, puedo soportarlo.

Todo lo que performamos desde la deuda no trae jamás nada bueno, al contrario, reproduce una y otra vez la misma dinámica:
- Te conecta con personas no disponibles emocionalmente.
- Te enfrenta a vínculos donde hay escasez de entrega, de escucha, de presencia.
- Te deja atrapada en relaciones que funcionan más como acuerdos contractuales que como espacios de encuentro.
Y lo más profundo no es que tus deudas emocionales estén arruinando tus relaciones.
Es que están creando tus relaciones. No sos vos la que se vincula.
Es todo eso no resuelto, lo que toma la palabra por vos.
Y no te confundas, no se trata de tener la vida resuelta ni todo sanado para poder amar.
Otra mentira que compramos es que debemos estar listas antes de vincularnos.
No.
Lo que sí necesitamos es saber dónde están nuestros huecos.
Esos puntos ciegos que, cuando alguien toca, nos activan las sombras.
Así, en lugar de desbordarnos, podemos decir:
«Mirá, si tocás ahí, es probable que terminemos en un agujero negro. Capaz que podemos redirigir esto hacia un espacio más expansivo, donde no me sienta así de expuesta.»
El éxito de una buena relación no tiene tanto que ver con dar y recibir en partes iguales.
Tiene que ver con dejar de creer que recibir implica una deuda.
Porque hay una diferencia enorme entre reciprocidad y transacción.
Y el amor, el real, el nutritivo, no se mide en mitades.
Se entrega desde la libertad, no desde el control.
Desde la presencia, no desde el cálculo.

¿Lista para transformar la deuda en merecimiento?
Si estás lista para dejar de negociar tu valor en los vínculos, podemos explorarlo juntas.
Te invito a conocer Humanidad 360 o escribirme para agendar una primera conversación.
Desde la presencia, no desde el cálculo.

Además de ser removedor es sanador y Ailu tiene una ternura y amorosidad que te hace sentir en paz.


En ésta guía brindo herramientas para que logres dar los primeros pasos hacia la vida que deseas. Aprenderás cómo crear una vida colmada de prosperidad y abundancia. Explora tus habilidades y descubre el potencial que hay de ti.