

El arte olvidado de desear
Estamos mucho más entrenadas en ceder que en desear.
Sabemos adaptarnos, sostener, responder a lo que otros esperan.
Pero cuando se trata de mirar hacia adentro y preguntarnos “¿qué quiero yo?”, muchas veces nos quedamos en blanco.
No es casualidad.
El deseo es un músculo que rara vez nos enseñaron a usar.
Desde pequeñas aprendemos que desear demasiado es peligroso.
Que incomoda.
Que puede sonar egoísta o inmaduro.
Así, vamos ajustando nuestro apetito vital:
Queremos menos de lo que sentimos, para no molestar.
Soñamos dentro de lo posible, para no exponernos.
- Pedimos a medias, para no arriesgarnos al “no”.
Y llega un momento en el que confundimos la falta de deseo con paz o con comodidad, cuando en realidad es desconexión.

No se trata de grandes declaraciones, sino de gestos pequeños.
De animarse a escuchar el pulso íntimo que late debajo de la rutina.
Algunas llaves para empezar:
Practicar el antojo: preguntarte a lo largo del día “¿qué quiero ahora?” aunque sea algo mínimo: elegir la música, el té, la ropa que te da placer.
Diferenciar lo que necesito de lo que deseo: porque no siempre coinciden, y a veces en esa diferencia se abre un mapa nuevo.
Registrar el cuerpo: el deseo se siente más que se piensa. Preguntale a tu cuerpo qué se enciende con cada elección.
Aceptar el conflicto: desear puede chocar con lo aprendido. No significa que estés equivocada, significa que estás viva.

Desear es volver a habitarte
Si sentís que desear todavía te incomoda, no estás sola.
En Humanidad 360 trabajamos para volver a encender ese pulso interno, y acompañarte a elegir desde el goce y no desde la deuda.

Además de ser removedor es sanador y Ailu tiene una ternura y amorosidad que te hace sentir en paz.


En ésta guía brindo herramientas para que logres dar los primeros pasos hacia la vida que deseas. Aprenderás cómo crear una vida colmada de prosperidad y abundancia. Explora tus habilidades y descubre el potencial que hay de ti.